Una forma divertida de trabajar la psicomotricidad y la creatividad, y de introducir a los más pequeños en el mundo de la música. Aprenderemos a través del juego los primeros conceptos musicales, a la vez que contribuimos a un adecuado desarrollo integral.
Trabajaremos diversas áreas como la atención, escucha, memoria, discriminación auditiva, psicomotricidad, ritmo y trabajo en equipo.
Clases de 45 minutos semanales, en grupos muy reducidos.
Objetivos:
- El uso de la voz, tanto en el lenguaje como en el canto: cantar, recitar, escenificar cuentos e historias y ver la voz como un instrumento
- Reconocer y diferenciar las cualidades del sonido y la relación con el objeto que las produce
- Utilizar otras grafías no convencionales para expresar las cualidades del sonido, como colores y formas
- Aprender a usar el movimiento, como medio de expresión. Conocer su propio cuerpo, desarrollar su seguridad rítmica, el sentido del espacio temporal y el sentido de la dinámica
- Favorecer las relaciones con otros compañeros y con el grupo.
El itinerario curricular es el de Música y Movimiento, con la diferencia que en nuestro centro la asignatura está impartida por profesionales de la Música y la Psicología que trabajan también en estimulación psicomotriz. Si detectamos cualquier dificultad a nivel psicomotriz podemos realizar una evaluación y seguimiento más exhaustivo.
¿POR QUÉ UNIR MÚSICA Y PSICOMOTRICIDAD?
La música nos influye en dos aspectos diferentes: la musicalización y la movilización. La música es energía y nos moviliza desde la etapa prenatal.
Igual que otros estímulos, produce un amplio abanico de respuestas voluntarias o involuntarias, inmediatas o diferidas. Cada estímulo sonoro tiene unos efectos a nivel biofisiológico, afectivo y cognitivo.
Teniendo en cuenta estas características podemos aprovechar la música para conseguir un mejor desarrollo motor a edades tempranas. El niño relaciona la música con la actividad, el movimiento, el juego y la alegría, de forma que le ayuda a expresar sensaciones musicales y nos permite educar íntegra y armónicamente al niño.
Unir la música al desarrollo físico posibilita y favorece la motricidad, coordinación y todas las funciones físicas en un contexto de relación interpersonal, pudiéndose potenciar aspectos que se trabajan en otras disciplinas pero bajo el prisma ameno y lúdico propio de la música.